martes, 4 de diciembre de 2012

Pastel de dátiles y sésamo

El sabor del sésamo es algo evocador que acompaña a la humanidad desde tiempos inmemoriales. De hecho es una de las primeras oleaginosas que se cultivó. En español, aparte de este nombre que procede del latín, también lo conocemos por otro que procede del árabe: ajonjolí. Además, se trata de un alimento muy completo, con un alto contenido de proteínas, aminoácidos esenciales y gran cantidad de minerales. Es un alimento que ayuda en las batallas contra el cáncer y el colesterol, pues contiene muchos antioxidantes y sus grasas son de las llamadas grasas buenas.
Asociado a un fruto tan nutritivo y azucarado como el dátil, se convierte en un gran aliado de nuestra salud.
Yo soy un entusiasta de ambos, y me ha encantado en esta versión de un bizcocho clásico, que también se puede hacer en una plancha cuadrada y cortar en forma de barritas, lo que la haría fácilmente almacenable, así podemos guardarla para comer poco a poco, ya que se conserva muy bien.


Los dátiles los añadí ligeramente cocidos en zumo de naranja, así quedan más suaves e integrados en la masa. Y un leve toque de canela y jengibre le dio al pastel el punto definitivo.


Llena de matices y muy jugosa, tiene reminiscencias mediterráneas, orientales. Cada bocado sugiere un viaje, una aventura exótica.


El sésamo se tuesta en la cocción del dulce, adquiriendo entonces su sabor característico.
Como veis en la foto, también le di un toque con semillas de amapola.


Un postre llenos de sorpresas, que se puede tomar a todas horas acompañado con un rico té caliente. Calor y energía para estos días fríos que nos gusta pasar acompañados de amigos. Y compartir con ellos algo dulce y evocador es una de las mejores alternativas.

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