martes, 19 de junio de 2012

Té frío


Hay muchas formas de aliviar el calor en estos días. A todos nos vienen a la mente muchas bebidas que estamos acostumbrados a ver en los estantes de los supermercados o en las neveras. Todas nos mitigan la sed por unos momentos, pero las más de las veces el consuelo es pasajero y al rato queremos más de lo que sabemos que no va a quitarnos la sed ni tampoco hacernos olvidar el calor. Esos refrescos embotellados que nos venden como la panacea de la felicidad y la alegría no nos alivian porque tienen altas concentraciones de productos químicos y de azúcares refinados que solo engañan a nuestros sentidos.
Es posible que la felicidad no se embotelle nunca...
Llevo muchos años sirviendo té, e intentando siempre convenceros de que un buen té no es tan difícil de preparar. Unos pasos sencillos y la fórmula estará lista después de unos minutos.
Hoy quiero explicar la forma de preparar el té frío, ya que son muchos los que me preguntan después de probarlo como lo preparo.
No sabemos muy bien quién fue el primero que pensó que una bebida que en principio debe tomarse caliente resulte tan rica si se bebe fría. Yo he visto más de un artículo al respecto y, la verdad, es que tampoco es tan importante. Además es posible que, como muchas otras cosas sea el producto de la casualidad, y fuese alguien que dejó su taza de té enfriarse más de lo habitual y se acordase de ella un tórrido día de agosto...


Lo primero es tener en casa un té de calidad. Mi elección es la marca alemana Oasis, que solo comercializa infusiones y té ecológicos y de comercio justo certificados. Su calidad está por encima de muchas otras que conozco y siempre tienen en stock cosechas recientes y variedades para todos.
Yo siempre caliento la tetera donde voy a preparar la infusión, porque el aroma del té se libera mejor. Así pongo a calentar un poco de agua que llevo a ebullición y pongo en la vasija. Y pongo a calentar el agua que voy a utilizar para preparar el té.
Mientras, busco el té que quiero beber. Puede ser negro, verde, rojo o blanco, cualquier té va a dar un buen resultado. Y como sobre gustos... yo recomiendo un té con cítricos o con frutas del bosque, pero también resultan muy agradables los tés de especias.
También valen estos consejos para preparar el rooibos frío.
Elijas el que elijas el proceso es el mismo.
Así, tenemos la tetera caliente. Desechamos el agua que tiene y ponemos las hojas de té en la tetera o en un infusor. La cantidad de té será aproximadamente unas seis o siete cucharaditas rasas para cada litro de té que queramos preparar.  Cuando el agua esté caliente (no me gusta que hierva, y hay unas tablas de temperatura para cada tipo de té; aquí, podéis consultarla) la vertemos sobre las hojas y lo dejamos reposar el tiempo que deseemos, desde el tiempo mínimo que cada té debe reposar hasta unos diez minutos, dependiendo de tus preferencias.
Una vez reposado es el momento de colar la infusión y endulzarla, si es que os gusta así. Con azúcar, miel o algún edulcorante. También según tu gusto. Es aconsejable endulzar el té antes de que se enfríe porque disolveremos el azúcar más fácilmente en caliente que en frío.
Podemos dejar enfriar la infusión y meterla al frigorífico o enfriarla con hielo y ya está lista para servir. Si la enfriamos con hielo debemos tener en cuenta que hemos de hacerla en menos agua y completar con hielo hasta la cantidad deseada.
Nada más fácil, ¿no?


Así, unos cubitos de hielo en un vaso, una rodaja de limón o unas hojas de menta o hierbabuena y ya tenemos un refresco saludable y reconfortante, estimulante y relajante a la vez.
Espero que estos consejos os sean útiles.
Y que el té os acompañe...

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